07/12/2025
La incapacidad del PJ de superar la ruptura del kirchnerismo condiciona el armado de un proyecto en 2026
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En Fuerza Patria advierten que el esquema de poder creado por Néstor Kirchner se convirtió en una corriente interna del espacio político y que perdió la capacidad de conducir a la mayoría. Grietas, ciclos cumplidos y la necesidad de un acuerdo mínimo
>El kirchnerismo se rompió. Lo aceptan sus dirigentes. Tal vez eviten decirlo en público para no herir susceptibilidades. Pero lo asumen con la resignación que imprime la crueldad de la política. Nada es eterno. Nadie es eterno. Cambian las caras, los contextos, las necesidades, la llegada a las masas. El kirchnerismo ya no es la fuerza que supo ser en el comienzo del milenio. Hay un proceso político que terminó.
“¿Qué es el kirchnerismo hoy? Es La Cámpora por sobre todas las cosas. Porque CFK conduce a una parte del peronismo, que excede a los K”, analizó una senadora nacional de larga trayectoria en el peronismo. La organización ultra K ya no es solo la que ostenta la marca del cristinismo, sino también la que se adueñó, sin quererlo, de las estructuras que quedaron en pie de aquella fuerza que gobernó 12 años.
“Adentro está todo roto. Hay muchas tensiones, muchas divisiones. Axel y los intendentes, por un lado. Cristina y La Cámpora, por el otro. El kirchnerismo no existe más como unidad política”, graficó un importante dirigente camporista, que acepta la realidad lejos de las reivindicaciones obtusas y sordas que realizan los que están en el extremo de una organización que convive lejos del centro.
La mesa chica del cristinismo pensó la edificación de esa estructura para correr los márgenes de un armado político que decreció en forma brusca el día que Kicillof le dio vida al Movimiento Derecho al Futuro (MDF) y logró alinear a cerca de 40 intendentes y representantes de distintos sindicales detrás de su potencial candidatura a presidente.
“Se odian. No se pueden ni ver. Es imposible pensar en resolver estas diferencias con una interna partidaria o unas PASO. Porque, inevitablemente, va a terminar mal. Los principales dirigentes se tienen que reunir y buscar una forma de lograr un acuerdo para llegar al poder. El peronismo solo se ordena desde el poder”, fue la cruda reflexión que hizo una dirigente con mucho camino recorrido en el peronismo bonaerense.
Los que conocen bien los tiempos de la política sostienen que para mayo del año que viene, o más tardar junio, el peronismo debe tener definido el camino que quiere seguir y la forma en que lo va a recorrer. Si juntos o separados. Después vendrá el tiempo de los nombres, de las candidaturas, de las campañas. Pero antes, lo primordial para la fuerza política es saber cuál será el rol de CFK, Axel Kicillof, Sergio Massa y los gobernadores. Unidos o divididos. Lo tienen que definir cueste lo que cueste.
El peronismo que ya no es K quiere a Máximo Kirchner afuera del PJ Bonaerense el año que viene. “Qué haya internas. Hace mucho que no hay democracia interna en el PJ. Que todos participan y compitan. Todos adentro y a definir por los votos”, exclamó un intendente del conurbano cercano a Kicillof.
El kirchnerismo perdió la identidad con la que nació. Esa identidad que protegía a sectores que llegaban desde las universidades, los movimientos de derechos humanos, las organizaciones sociales y la militancia política, y confluían bajo un mismo techo. Una convergencia de sectores con base en la provincia de Buenos Aires que se entremezclaba con los gobernadores y el peronismo del interior, detrás del liderazgo del matrimonio Kirchner.
El kirchnerismo ya no está al mando del barco peronista, aunque su jefa sigue teniendo influencia en las cámaras legislativas y en sobre algunas intendencias. Cuando se abra la puerta del 2026 la discusión sobre el futuro del proyecto político se profundizará. Es el gran desafío que tiene el peronismo a partir del 1 de enero.
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